Descripción |
San Braulio, obispo de Zaragoza, ha sido representado sedente, en contraposto, y revestido de su dignidad eclesiástica: porta alba, sobre la que se dispone una capa pluvial; toca su cabeza con mitra, prolongada en ínfulas en su parte posterior. Entre sus manos sostiene un libro abierto.
Según identificación e interpretación de Carmen Morte-García con ayuda de documentación publicada por Ángel San Vicente, esta imagen y otras cinco conservadas en el Museo Arqueológico Nacional son lo que resta de un retablo dedicado a la Virgen y San Agustín que estuvo en una capilla del monasterio de San Agustín de Zaragoza. Trazado por Damián Forment antes de su muerte en 1540 , no fue comenzado hasta 1551 por su discípulo Juan de Liceire. Este lo concertó con el licenciado Juan García Oliván, abad del monasterio de Nuestra Señora de la Alaón o de la O en Sopeira (Huesca). El retablo se componía de banco, cuerpo y ático, y la mazonería era de madera, incluidos dos medallones y el Calvario del remate, y la restante imaginería, con los Evangelistas y los Doctores de la Iglesia en el banco, además de un relieve, y otros tres en el cuerpo principal, era de alabastro, material común en la corona de Aragón durante el siglo XVI.
En la Guerra de la Independencia sufrió el retablo las pérdidas reseñadas y con la Desamortización pasaron las seis imágenes al convento de agustinas de Santa Mónica de Zaragoza, para recalar en 1871 en el Museo.
|